¿No tenéis una película que simplemente no dejáis? Esa película que está en vuestra estantería y que tenéis ahí siempre, aunque no la veáis solo porque debe estar ahí.
Para mí eso es El señor de los anillos (ESDLA) y El Hobbit, ambas sagas me han acompañado en mi vida y por eso les dedico esta reflexión ahora.
Todas esas historias que vemos en el cine pueden ser maravillosas, pueden emocionarnos, hacernos reír, enamorarnos, traernos recuerdos... Pero solo algunas se quedan para siempre.
¿Por qué tenéis esa película en vuestro estante? ¿Por qué no la regaláis o dejáis que termine perdiéndose? Porque no puede ser de otro modo, simplemente, en mi mente, deben estar ahí.
Cada día me levanto y, aunque no lo hago, tengo la posibilidad de ver los discos de las películas de ESDLA y El Hobbit permanecer donde están sabiendo que no las voy a perder nunca.
Ya no es algo excepcional, como cuando tienes algo que deseas tener con todas tus ganas y lo consigues. Ahora es algo familiar, algo como mi casa, está ahí.
Llegas a conocer a los personajes y a no olvidar sus nombres, recuerdas las escenas e incluso puedes recitar algunos diálogos, pero no es algo raro, porque de algún modo están tan metidos en tu mente que ya no puede ser de otra manera.
Las películas de Jackson (y los libros de Tolkien) entraron en mi vida por la puerta de atrás y, una vez me dí cuenta, no me podía separar de ellas.
¿Conocéis la sensación de las salas de cine? Esto va para los cinéfilos: vuestro cine, vuestras salas. El olor a palomitas, los pasillos, las entradas, hasta los colores de los números... Nada cambia nunca y es algo así como un hogar. Conoces hasta el último rincón, el orden de las butacas. Lo conoces como la palma de tu mano.
Todo esto va para todos aquellos aficionados al cine que buscan una definición de la pasión que sienten por este arte.
En mi caso, yo he elegido la saga basada en los libros de Tolkien porque me pareció que era lo que más se parecía y, a partir de ahí, me he dejado llevar.
Puede que muchos no lo entiendan y nos llamen sentimentales, pero esto existe, es real, y algunos cines, algunos ambientes, algunas películas, permanecen con nosotros hasta el fin.
¿Por qué he hecho esto ahora? Porque me he dado cuenta de que, en un tiempo, se acabó la Tierra Media.
Cuando hicieron la maravillosa ESDLA pensábamos aún que podía aparecer El Hobbit y que volveríamos a ver ese increible mundo. Y así fue, tardó diez años llenos de rumores y al fin llegó y, para mí, fue una vuelta completa sin fallos.
Pero esta aventura llega a su fin. Los que conocemos a Tolkien sabemos que los demás libros son de una adaptación de una dificultad inmensa y que apenas se podrá lograr algo que respete la obra original. Es por esto que la obra de Jackson de este año será la última, el último adiós a la Tierra Media y a todos sus personajes.
Por mi parte es muy duro separarse de todo esto y saber que no habrá más entregas, pero en parte lo entiendo, no quiero que las historias acaben destruídas solamente por afán de recaudar.
En fin, con esta entrada solamente quería recordar que hay cosas que no se dejan atrás y de las que no se puede separar.
Gracias por leer está entrada, si has llegado aquí y un saludo especial a todos aquellos que entienden lo que estoy diciendo.
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