Sunday, 20 December 2015

El puente de los espías (Crítica)

Título: El puente de los espías
Título original: Bridge of spies
Duración: 135 min
Director: Steven Spielberg
Reparto: Tom Hanks, Mark Rylance.
Sinopsis: en plena Guerra Fría, un abogado será el intermediario de un canje de un espía soviético por uno americano con la URSS y Alemania...











"James Donovan: ¿No está preocupado?
Rudolf Abel: ¿Ayudaría?"
Diálogo entre Donovan y Abel

Llega un momento en la vida de todo director de cine, en el que debe replantearse si puede seguir por el mismo camino, con la misma manera de hacer cine, con los mismos personajes (o similares entre sí) para ver si debería dejar su legado intacto en su intento de ser recordado... Pues bien, a Steven Sielberg ese momento no le ha llegado, ni probablemente le llegará nunca, porque El puente de los espías es una rotunda obra maestra.
Y lo digo así, sin ningún tipo de problemas, la nueva creación del dueto Spielberg-Hanks me ha encantado. Es una de sus películas más redondas, porque consigue un equilibrio difícil de alcanzar en su ritmo, sobre todo cuando hablamos de una historia real, que suelen caer por su propio peso al tratar de abarcar demasiado y apretar demasiado poco.
En el caso de El puente de los espías, se nos cuenta la historia que relaciona a James Donovan, un abogado estadounidense que se encarga de casos de aseguradoras, con Rudolf Abel, un espía soviético.

Y digo esto porque no se basa únicamente en lo acontecido en Berlín, sino que el primer tercio se ambienta en una muy fiel representación de los Estados Unidos durante la Guerra Fría, aunque palidece en comparación con la visión que se nos ofrece de Berlín.
Las actuaciones solo tienen una descripción: magníficas. Encontramos a un Tom Hanks en estado de gracia, que no solo da la impresión de pasárselo bien, sino que nos muestra a un personaje tremendamente humano. La única pega real es que quizá sea demasiado humano, porque su Donovan roza la perfección en ocasiones, tanto, que uno se pregunta si el real era así de verdad, pero Spielberg nos mete tanto en la situación que es imposible dudar de él.
Le acompaña un Mark Rylance que, como ya se ha dicho en multitud de otras críticas, está soberbio, digno merecedor de un Óscar a Mejor actor de reparto, que probablemente se llevará otro.
Se nota, además, el toque de humor de los Cohen, que logra no ser abundante ni banalizar el relato, pero aún así mostrar una cara que hace a la película muy fácil de ver. Destacan, por su sencillez y simpatía, aquellos que se basan en lo visual, sin requerir de diálogos, como por ejemplo, lo relacionado con el empleado del abogado y su hija, algo que, sin una sola palabra, ya nos saca una sonrisa.
Otro punto positivo es que su extensa duración, de unas dos horas y cuarto, es necesaria y no agobia al espectador en absoluto. Se trata de una película seria pero muy entretenida, algo a lo que quizás el director haya prestado más atención trasLincoln, que aún siendo muy buena, terminaba haciéndose pesada.
La labor de cámara es excepcional, con momentos de puro genio, como los planos finales en el tren con Hanks mirando a unos niños, un momento emotivo e inspirador como pocos.
Destaca y eleva el conjunto que el director no quiera únicamente mostrar un hecho que sucedió, sino que intenta que tenga mensaje y mostrar que incluso en tiempos de guerra hay espacio para gente con valores rectos y que no se amedrenta aunque la situación sea difícil. También el hecho de mostrar a Abel como un tipo que realmente cae bien es reseñable, porque no pone a los estadounidenses como salvadores.
He leído por ahí varias alusiones a un patriotismo excesivo en la película y una representación excesivamente positiva de los Estados Unidos... Yo no logro verla, y no solo eso, sino que veo lo contrario en esta película: el funcionamiento del juicio, los agentes de la CIA... No son cosas que "defiendan" precisamente al país norteamericano.
¿Qué más se puede decir? Spielberg nos brinda una película magnífica, con grandes actuaciones, banda sonora, cámara, guión... Todo es perfecto y está en su lugar. A estas alturas solo queda desear que sus próximas películas sigan en la misma línea (y su peculiar próxima apuesta es la adaptación de El gran gigante bonachón, de modo que preparémonos). En realidad, y a falta de ver la esperadísima séptima entrega de Star Wars, es muy posible que nos encontremos ante la mejor película del año.


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